Porque ahorro tiempo. Antes dedicaba
gran parte de mi tiempo libre al entrenamiento, ahora mi tiempo libre
finaliza justo antes de pasar por la puerta del curro y empieza nada
más salir. Si no eres aficionado al deporte, también
puedes hacer este planteamiento: según los sindicatos, la
jornada laboral comienza al salir de casa y termina al llegar a ella.
Si decides ir y volver corriendo o en bici, pasarás a ser
deportista profesional.
Porque contamino menos. Dejo de liberar
casi cuatro kilos de CO2 a la atmósfera cada día que
voy y vengo del curro a pie o en bicicleta. Es cierto que la
construcción, distribución y destrucción del
material que uso y desgasto (zapatillas, bicicleta…) generaron y
generarán polución… pero infinitamente menos que el
coche.
Porque ahorro dinero. Casi dos euros por trayecto. Por no hablar de las averías del coche
que no llego a conocer (la última, hace más de un año,
me costó 500 euros). La bicicleta me ha costado 400 euros y el
resto del material… pues es bastante barato. Me he llegado a
plantear vender el coche.
Porque estoy de mejor humor. Ya no
tengo que cuadrar mis días para meter entrenamientos que
acaban a las tantas. Puedo pegarme mis buenas siestas y pasar más
tiempo con mi pareja y mi familia. Como lo que me apetece. Y eso que
entreno más que antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario